¡Cerdeña a la vista!
De golpe , yendo con cierta escora y con la cercanía del puerto, el motor deja de funcionar, se para. Como llevabamos tantas millas sin repostar pensamos que , a lo mejor, con la escasez de combustible y la escora, no llegaba gasoil. Me extrañó ya que el reloj indicaba algo así como un cuarto de tanque por lo que pensé en una avería que ya había tenido y que se arregló limpiando el aforador de gasoil que estaba sucio el filtro que lleva al final del tubo. Efectivamente como llevaba dos tubos de salida de gasoil del depósito cambié la manguera de grifo y... problema solucionado. Durante el resto de la travesía me dediqué a eliminar esos filtros.
Atracamos sobre el mediodia y lo primero que hace Julian es ir a preguntar si le ha llegado la tarjeta.
Vuelve al rato y nos cuenta que no, que ha hablado con el Banco y le han dicho no se qué de un problema con el transporte, es sábado y no nos creemos que llegue mañana. Vamos a dar una vuelta e intentar comer, ya que son las cuatro de la tarde y aquí no hay nada abierto. Comemos en un bareto que hacen pizzas y paninis y bocatas, en la terraza en mitá de una calle, y resulta que el que nos sirve ha estado dos años en Granada. Nos cuenta historias y pone música española todo el rato. Ta bien, hemos dejado de comer pescado.
Una vuelta por la ciudad y tras descansar un rato volvemos a dar una vuelta. Lo mas destacable es que el Milan ha ganado la liga italiana. Menuda escandalera.
El día 9 lo empezamos mas tarde que de costumbre, Julian va a buscar su tarjeta que efectivamente no ha llegado. Del banco le juran que llegará mañana. Decidimos esperar y salir un dia mas tarde. Aprovechamos para comer bien, la camarera que está mu güena, nos indica donde ir a tomar una copa, fuimos por la noche y apareció por allí con una amiga tambien mu buenorra. Un calborota feo acabó con las posibilidades de los solteros del grupo, ¿qué le vamos a hacer?.
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